Esa sonrisa se la llevaron.
No volvió más, no brilló.
Se apagó, hubo tristeza.
Las lágrimas mojaron el lugar donde se hallaba aquella sonrisa.
Ya no estaba.
La historia no se contaba.
No contagiaba.
Y así fue, por siempre en su vida, por siempre en su alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario